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Crítica: Longlegs (2024)

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Quizás el hecho de que para poder definirla, Longlegs haya sido comparada con otros clásicos del género thriller de terror / película de asesinos seriales (The Silence of the Lambs, Se7en, Zodiac y yo agregaría quizás hasta cierto punto la más reciente Smile y la anterior del mismo director The Blackcoat’s Daughter) hable un poco de lo especial que es el film. Porque es cierto que tiene algunos elementos o guiños a todas las películas con las que ha sido comparada y al mismo tiempo presenta una apuesta profundamente original.

¿Es particularmente buena la historia? No del todo. Longlegs es una película que se sustenta en varios aspectos, entre los cuáles el guion no es el más fuerte. En cambio sí lo son las actuaciones excepcionales de Nicolas Cage, obviamente, en un papel que parece escrito para él (no lo fue) y con una caracterización que a pesar de los kilos de maquillaje es detectable en sus manierismos y método de actuación, pero en particular la de Maika Monroe. En esta oportunidad, la actriz que viene brillando desde su debut en It Follows, muestra una vez más su gran manejo del rango actoral, en un papel y una caracterización que la separan de papeles previos (por ejemplo su también gran actuación en Watcher del 2022 y la no tan conocida, pero igualmente excelente, Villains de 2019).

Además de las actuaciones, la filmografía también es uno de los puntos fuertes, con detalles pensados al milímetro que hacen que una narrativa que se plantea como un slow burning termine resultando intensa y opresiva, sin momentos aburridos o que impongan una desaceleración de la tensión.


La musicalización ayuda también en este aspecto para hacer de la película un estado de constante tensión que captura el interés del espectador, con un manejo de los silencios que enmarcan el relato.


En este sentido la película transcurre con mucha mayor fluidez y tensión que una anterior producción del mismo director, la ya mencionada The Blackcoat´s Daughter, con la que también comparte ciertas ideas. Si bien esta encontraba en su acto final un desenlace aterrador y angustiante, el camino hacia ese desenlace resultaba un tanto más tedioso. No es Longlegs el caso absolutamente contrario, aunque sí los dos primeros actos parecen mejor estructurados a nivel narrativo, andando un camino que por lo demás es el típico de los thrillers de investigación policial y asesinos seriales: la agente solitaria y retraída del FBI (Lee Harker, caracterizada por Monroe) que irá descubriendo, junto a su más extrovertido pero también tonto colega (el agente Carter personificado por Blair Underwood), pistas que la lleven hasta el asesino. El problema es que las premisas que plantea en estas primeras partes resultan intrigantes y en conjunto trabajan bien, pero luego son prácticamente despreciadas por el guion, dejando muchos cabos sueltos, situaciones que apenas se pueden hilar una con otra haciendo un esfuerzo grande de suspension of desbelief.


Es cierto que el género police procedual, o de investigación policial tiene sus dificultades y que estas en la mayoría de los casos se presentan a la hora de atar cabos y descubrir finalmente al asesino. Diría que incluso una película tan reverenciada como Se7en precisamente plantea la resolución del caso a partir de un elemento completamente menor y hasta forzado. En Longlegs todas las pistas parecen seguir este camino. Incluso el misterioso código críptico que el asesino deja en las escenas de sus asesinatos es resuelto en forma casi instantánea y sin una real explicación por la agente del FBI que el espectador debe suponer es más experta en criptografía que cualquier experto real en esos asuntos.


Al igual que en The Blackcoat’s Daughter, el juego con lo sobrenatural está presente en Longlegs. Y si bien está integrado de forma casi natural y prácticamente desde el comienzo de la película, no se puede dejar de observar que quizás sin esta particularidad de la trama la narrativa en general podría haber encontrado una forma más estable y directa hacia una resolución más firme y definitivamente más satisfactoria.


En resumen, Longlegs es una interesantísima película llena de muy buenos momentos, una filmografía tensa que no aburre nunca y una trama que si bien parece bien intencionada, deja demasiados cabos sueltos y situaciones absurdas que le quitan el peso necesario para convertirse en un clásico indiscutible del género.

Dirección: Osgood Perkins

101 minutos

Calificación:

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