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4 películas de terror españolas que tienes que ver
Repasamos cuatro películas de terror español de los últimos tiempos que tienen que estar en tu lista.
El cine de terror español está pasando un gran momento. Aquí cuatro recomendaciones que valen la pena.
La pasajera (2021)
En la primera cinta de terror dirigida en colaboración por parte de Fernando González Gómez y Raúl Cerezo tenemos una propuesta que parece salida del cine de los años 80s: mucho efectos prácticos, una trama sencilla pero efectiva y referencias a esa década mágica del terror que van desde lo obvio hasta lo más sutil.
La trama es sencilla: un grupo de tres mujeres (madre e hija y una mujer con cáncer) viajan juntas en una camioneta (la Va-Nessa, como la apoda Blasco, su dueño) por carreteras de la españa rural rumbo a un pueblo. Ya de comienzo se pueden ver las tensiones entre los personajes, en particular la madre y su hija Marta (Paula Gallego, quien también protagoniza Viejos, la segunda colaboración de la dupla de directores) y el conductor, Blasco, un ejemplo típico de un tipo de masculinidad que podríamos llamar en términos contemporáneos “tóxica”: ex torero, un poco punk, chauvinista y con opiniones fuertes que no se ahorra.
Todo cambia cuando una serie de incidentes en la carretera durante la noche lleva a los protagonistas a verse en la posición de perseguidos por una especie de parásito alienígena. En este sentido, la película puede verse casi como una especie de Alien (1979) pero transcurriendo en España. El lema podría decir: “En las carreteras desoladas de la España rural nadie te oirá gritar”. Además de las referencias al clásico de Ridley Scott (incluso la Va-Nessa lleva un bumper sticker que dice “Alien on Board”) las criaturas que eventualmente persiguen a nuestros protagonistas llevan cierto parecido a los zombis de Romero en Night of the Living Dead, hecho que también parece estar referido en el ingenioso nombre de la antigua banda de Blasco, quien ha perdido un ojo: “Tuertos Vivientes”.
Por lo demás, los temas de cómo las generaciones mayores se obstinan en obturar el futuro de sus hijos está presente en este film (Marta, la muchacha tiene la mitad de su cara quemada como consecuencia de un accidente automovilístico en el que manejaba su padre embriagado) así como también lo estará en la siguiente colaboración de este duo de directores.
Viejos (2022)
La segunda colaboración entre Fernando González Gómez y Raúl Cerezo presenta algunas continuidades con su colaboración anterior recién referida: algunos aspectos de ciencia ficción y sobretodo lo que pareciera ser una idea de los padres intentando destruir a sus hijos. En este sentido la cinta propone un verano extremadamente caluroso en Madrid, con temperaturas empezando en los 45°C y avanzando a medida que avanza el metraje donde luego del suicidio de su esposa durante los minutos iniciales, un hombre mayor comienza a experimentar violentos cambios de conducta. No será él solo quien se irá poniendo violento a medida que aumenta la temperatura en la ciudad, sino que todos los otros “viejos” de la ciudad parecen estar ahora decididos a eliminar a las generaciones que les siguieron.
En algún punto puede leerse como una alegoría acerca de cómo la generación “boomer” ha arruinado el planeta (ecológicamente aportando al cambio climático; en cuanto a oportunidades económicas) para las generaciones que les siguieron. Por lo que sí, un real festival de optimismo y sangre, otra vez con excelentes efectos prácticos y algunas escenas realmente muy bien logradas y aterradoras.
Musarañas (2014)
Los años de la dictadura franquista siguen proveyendo material para películas y relatos de terror espeluznantes, como bien prueba esta película de los directores Juanfer Andrés y Esteban Roel acerca de un par de hermanas que viven prácticamente encerradas en un tradicional apartamento madrileño durante la década de los años 50.
Montse, la hermana mayor, sufre de agorafobia, lo que le impide salir a la calle por lo que pasa sus días encerrada, canalizando sus angustias a través de una excesiva fijación religiosa y trabajando como costurera.
La tensa calma familiar de estas dos hermanas que han perdido a su madre (quien murió durante el parto de la hermana menor) y a su padre (imposibilitado de soportar el dolor de la pérdida de su esposa, abandonó a las dos hermanas a su suerte) se ve completamente trastocada cuando un vecino bullicioso y extrovertido tiene un accidente en las escaleras del edificio, lo que obliga a las dos mujeres a dejarlo entrar a su mundo perfectamente cerrado para cuidarlo hasta que pueda recuperarse.
A partir de este momento la película nos irá llevando en un camino directo de descenso a la locura, el fanatismo, el terror psicológico en un relato que se torna de momentos asfixiante.
La abuela (2021)
Otra película donde los viejitos son más perversos de lo que uno esperaría.
En esta peli de Paco Plaza (conocido por entre muchos otros clásicos del terror español la saga de REC y más recientemente por Verónica y su precuela Hermana Muerte) conoceremos a Susana, una exitosa modelo española viviendo en París que debe regresar a Madrid para encargarse de su abuela Pilar que ha sufrido un derrame cerebral.
Dado que la abuela crió a Susana cuando sus padres murieron en un accidente, el sentimiento de responsabilidad de la joven modelo la lleva a no dudar un instante en dejar de lado, por unos días, su carrera profesional.
Sin embargo, lo que en un comienzo pareciera ser una cuestión que encontrará solución prontamente se empieza a enroscar y complicar para la joven. Luego de una serie de incidentes terroríficos, Susana comenzará a cuestionarse quién es realmente esa dulce anciana que fue tan importante durante su vida.
Según ha declarado el propio Paco Plaza, la película está inspirada en una experiencia personal, cuando de joven tuvo que enfrentarse al terrible mal de Alzheimer que experimentó una de sus tías.
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Balance del terror que vimos en 2024: continuaciones, precuelas, apuestas arriesgadas y algunos fracasos
A pocas horas del 31 de diciembre, es hora de hacer un balance del cine de terror de 2024. Sin dudas ha sido un año interesante y los fanáticos del terror no podemos quejarnos: tuvimos, en general, una interesante y poderosa oferta de películas para alimentar nuestro insaciable apetito por todo lo que sea horror en pantalla. Pero vamos a ver cuáles fueron algunas de las tendencias más notorias del año, los triunfos, fracasos y momentos indiferentes y empezar a prepararnos para lo que venga en puerta para 2025.
El año de las continuaciones y precuelas
Si hay una tendencia que se observó claramente durante este 2024 en el cine de terror, esta fue sin lugar a dudas el de las continuaciones y precuelas.
Es cierto que el género suele presentarnos con varias continuaciones de series clásicas todos los años, pero este año nos trajo algunas revisiones de mundos que resultaron sorprendentes. Esto fue porque o bien nadie se las esperaba, como por ejemplo la precuela de la saga The Omen que parecía haber llegado a su punto más bajo con la remake de 2006 y ya nadie consideraba más que como un clásico de la década de los 80.
Pero resultó que la inesperada The First Omen estuvo más que bien y se colocó cómodamente entre las revelaciones del año. ¿Quién hubiera podido predecirlo?
La película no es particularmente original, y para peor la también interesante Inmaculate que se estrenó apenas unos días antes, presentó prácticamente la misma premisa argumental. Sin embargo, la actuación magistral de Nell Tiger Free (quien ya se ganó un lugar merecido en el género del terror luego de haber protagonizado la serie Servant de AppleTV+) se impuso por sobre la también muy buena película protagonizada por Sydney Sweeney por el peso de su tradición, su estética y una narrativa que en líneas generales pareció más adecuada y mejor delineada.
En la misma línea de continuar con sagas de películas que parecían haber alcanzado un punto muerto a nivel creativo y de calidad, la sorprendente Alien: Romulus dirigida por el director uruguayo Fede Álvarez también resultó un poderoso retorno a las raíces y una demostración de por qué la saga de Alien es tan importante para el género del terror.
Posiblemente una de las mejores continuaciones de la franquicia, yo seguiré sosteniendo que Alien 3 es una obra maestra subvalorada, pero eso será discusión de otra ocasión, Alien: Romulus puso sobre la mesa un cuidado balance entre acción y tensión como no se veía desde Alien 2 y nos hizo olvidar el mal trago de las dos últimas de la saga, y toda la paparruchada de las Alien vs. Predator.
Hablando de revivir franquicias que creíamos completamente muertas, Beetlejuice, Beetlejuice fue una digna continuación de la historia original de 1988.
Sin dudas la película tuvo algunos aspectos mejorables (la villana Delores encarnada por Monica Belluci merecía mucho más desarrollo de personaje e injerencia en la trama) pero en líneas generales y teniendo en cuenta que se trató de una continuación directa de una película de hace casi cuarenta años, estuvo más que satisfactoria.
Este 2024 también vio la conclusión de la saga slasher X / Pearl / MaXXXine de Ti West y Mia Goth.
Para muchos, MaXXXine es la peor de la trilogía, pero yo la encontré visualmente interesante y atractiva en su homenaje al género giallo.
¿Es la mejor de la trilogía? No sé. Creo que cada película se sostiene por sí misma y debe ser evaluada individualmente. Realmente considero que son tan diferentes entre sí las tres películas que considerarlas en paralelo no les hace real justicia.
En cuanto a continuaciones esperables, tuvimos una nueva entrada de la serie A Quiet Place con A Quiet Place Day One, y la tradicional antología V/H/S que con V/H/S: Beyond intentó focalizarse en el género que cruza ciencia ficción con terror.
Como toda antología tuvo sus momentos más altos y más bajos, pero esta entrada incluyó una especie de revisita a la perturbadora historia que ya habíamos visto en Tusk, un poco de terror de aliens, un poco de zombies y no mucho más. Tampoco que fuera necesario.
En 2024 también tuvimos una más que interesante secuela del inesperado éxito de terror “viral” de 2022, Smile, con una suprema actuación de Naomi Scott haciendo de una estrella de pop que se enfrenta a este extraño monstruo que se ¿expande? ¿reproduce? a través de gente con sonrisas perturbadoras. Hay que aceptar que detrás de una premisa tan básica se esconde un poderoso horror esencial.
En cuanto a nuevas sensaciones del terror, no podemos dejar de mencionar Terrifier 3 que apostó una vez más al extremismo gore y las formas más degeneradas de slasher con increíble éxito.
Ya podemos asegurar que Art the Clown se ganó un lugar en el panteón de los clásicos monstruos del género.
Y si bien la serie Terrifier carece de una narrativa compleja o incluso coherente, a los fanáticos de las tripas desparramadas en la pantalla poco podría importarles.
Este año también nos trajo una inexplicable remake de Speak No Evil, esta vez más adaptada al mercado anglosajón. Curioso porque la original es de 2022 y, a mi criterio, inmejorable.
La nueva versión trajo algunos cambios a la historia y en general el consenso es que estuvo bien.
No tanta suerte corrió la ¿remake? ¿precuela? ¿reseteo? de The Strangers con su Chapter 1 (serán 3) que resultó un fracaso absoluto de crítica y el hazmerreír de cuanto canal de YouTube dedicado a reseñar películas (de terror o no).
Por último, concluimos el año con la remake de Nosferatu, la clásica adaptación de Drácula de principios del siglo XX.
Como toda película de Robert Eggers, tiene sus fans y sus detractores aunque todos coinciden en que: 1. Estéticamente es apabullante 2. Lily Rose-Depp está increíble en su papel protagónico.
Un año lleno de propuestas nuevas y arriesgadas
Así como el 2024 estuvo repleto de continuaciones, precuelas, remakes y todas esas cuestiones, también vimos una buena cantidad de muy interesantes propuestas originales.
Ya lejos de la discusión acerca de “elevated horror” y esas cuestiones, tuvimos en este año propuestas de terror realmente bien realizadas, pensadas, escritas y actuadas que lograron superar el nicho de los amantes del género para conquistar a la crítica y a públicos amplios.
Sin dudas la más destacadas de estas inesperadas películas fue The Substance, una película aparentemente simple y que plantea varias formas de horror (el horror a envejecer, al olvido, a la falta de amor y podríamos seguir) en una narrativa que tiene elementos de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde para traernos un duelo actoral increíble entre Demi Moore y la ascendente y de arrasadora belleza Margaret Qualley.
Podría decirse que The Subsatance también trajo alguna reminisencia a Reanimator (nadie me va a quitar de la cabeza que la “sustancia” famosa es un homenaje a la que usaba Herbert West en el clásico de Stuart Gordon) y que algunas de las cuestiones que plantea no son del todo originales, pero lo cierto es que tanto visualmente, como actoralmente, en su dirección y narrativa, esta película resulta asombrosa y potente.
En líneas similares, Longlegs nos trajo un tremendo trabajo de Nicolas Cage como un perturbador asesino serial y a una de las más recientes reinas del género, Maika Monroe, demostrando una vez más que merece todos los elogios que ha venido recibiendo.
Si bien a mi personalmente el excesivo hype de esta película terminó generándome una leve decepción cuando la pude ver, no puede negarse que fue uno de los puntos más fuertes del año. También como Immaculate y The First Omen, esta película ahondó a su modo en el “terror religioso” aunque agregándole algunos otros elementos. Creo que si se hubiera obviado este aspecto, me habría resultado todavía más interesante y poderosa. Pero esa es una cuestión personal, suelo sentirme más a gusto con películas y narrativas de terror que están más asentadas en un cierto realismo.
Por esto mismo, otro de los momentos fuertes de comienzo de año, Late Night with the Devil, tampoco me resultó del todo convincente, aunque reconozco que es una más que interesante película, con elementos innovadores y buena premisa.
Por su parte, Abigail intentó una vuelta de tuerca a las películas de vampiros y lo logró en gran medida. Tuvo, a mi entender, dos contras fuertes: develó demasiado en los trailers y aspectos promocionales, lo que le quitó elementos de sorpresa que la hubieran elevado más y la actuación de Melissa Barrera dejó mucho que desear.
Siguiendo con terror sobrenatural, Oddity fue una interesante propuesta que mezcló con habilidad el género de terror con el de crimen y pizcas de fantasmas.
Para películas sobrenaturales, me quedo de todos modos con Daddy’s Head, una película que no fue tan comentada pero que considero que tiene una construcción más fluida y dinámica, con un terror bien desarrollado y realmente perturbador mientras que trata temas como la pérdida, el duelo, el sobreponerse a estos, y las dificultades de forzar relaciones de afecto cuando estas no existen.
Otra película que intentó algo nuevo, aunque con un resultado más desparejo, fue Cuckoo. La sentí cercana en algún punto, aunque salvando las distancias, a A Cure for Welness.
En Cuckoo seguimos a Gretchen, obligada a mudarse con su padre, madrastra y hermanastra a un complejo de hoteles y cabañas en los alpes alemanes, donde una serie de presencias inexplicables parecerán empezar a perseguirla.
Una película sumamente interesante durante sus dos primeros actos que decae finalmente en el último hasta convertirse casi en una situación donde hay demasiadas cosas sucediendo en simulatáneo sin mucho sentido, pero en líneas generales, una propuesta que tomó riesgos y que salió bien parada.
Propuestas narrativas que asumieron riesgos
Siguiendo con apuestas que tomaron riesgos, la tapada del año fue Strange Darling, protagonizada por la siempre arrolladora Willa Fitzgerald que venía de otra poderosa interpretación en la serie de 2023 dirigida por Mike Flannagan, The Fall of the House of Usher. Decir cualquier cosa de Strange Darling es espoilearla, por lo que evitaré referencias.
Sólo diré que es un poderoso thriller de terror con algunas interesantes propuestas y otras un tanto predecibles, que se asienta fundamentalmente en una narrativa no lineal para construir su suspenso y sorpresas.
Hablando de estructuras narrativas no lineales, Caddo Lake fue otra interesante película que quizás entre un poco a presión dentro del género del terror, pero que igual ha sido colocada dentro de la categoría por lo que hablaré de ella.
Se trata de una película acerca de la desaparición de una jovencita en una zona de ríos y pantanos donde no todo es lo que parece y de nuevo, decir demasiado es espoilear por lo que sólo va una recomendación: vale la pena verla.
En cuanto a experimentación formal también tuvimos este año In a Violent Nature, una película que se propuso plantear cómo sería un slasher desde el punto de vista del asesino.
Más bien lenta y sin mucho más que ofrecer que esta innovación, fue igualmente un éxito y ya tiene en producción una continuación.
Por último, una de mis películas favoritas de terror de 2024 fue Red Rooms, de la cual ya hablé anteriormente aquí. Se trata de la obsesión de una modelo con un presunto asesino snuff durante el juicio que se le está siguiendo.
Una película oscura, dura de digerir de a momentos, que no es complaciente en ningún momento con el espectador y deja cierto sabor amargo al finalizar. Motivos todos que la hacen imprescindible para los fanáticos del terror.
Los fracasos y las decepciones del año
Llegamos finalmente a aquellas películas que no estuvieron a la altura de lo que prometían.
Personalmente la que más me decepcionó, porque le tenía más fe, fue Humane, el debut en la dirección de Caitlin Cronenmberg, hija de David.
Es una película que plantea un futuro cercano donde la catástrofe climática ha obligado a que un porcentaje de la población deba ser aniquilada para garantizar la subsistencia del resto.
La premisa puede leerse como genial y sumamente tonta al mismo tiempo y lamentablemente la ejecución la llevó hacia este último lado. Con un trama que se torna aburrida y poco interesante, salpicada por momento de tensión bien logrados, y actuaciones que en general no logran capturar lo que se supone que está en juego. Una decepción como dije.
Luego tuvimos también películas que se subieron al “terror de las inteligencias artificiales” como AfrAId y Subservience. Cuando leo “terror de inteligencia artificial” lo primero que me viene a la mente son episodios especiales de la casita del terror de Los Simpsons donde ya trabajaron precisamente estos mismos temas hace casi 20 años (como cuando instalan un sistema de “casa inteligente” con la voz de Pierce Brosnan que termina enamorándose de Marge, episodio de 2001 o el de 2005 cuando Bart es reemplazado por un robot con un sistema de inteligencia artificial).
En cuanto a terror sobrenatural, Tarot, Imaginary (terror de ¿ositos Teddy?), Night Swim (¿una pisicna de natación poseída?) se llevaron las palmas de películas que intentaron presentarse con toda seriedad para terminar siendo fracasos de público y crítica.
Lo que viene en cine de terror durante el 2025
¿Qué podemos esperar para el cine de terror del 2025?
Por lo que se sabe, parece que será otro año fuerte en continuaciones: tendremos una nueva entrega de A Quiet Place, la continuación de la muñeca asesina/Inteligencia artificial desontrolada Megan con M3gan 2.0, una nueva entrega de la saga The Conjuring, una remake o recuela de I Know What You Did Last Summer; Saw XI; Five Nights at Freddy 2; una nueva entrada en la serie Fear Street basada en las novelas de R.L. Stine (esta lleva por nombre: Fear Street: Prom Queen); The Black Phone 2; 28 Years Later que continúa la saga de zombies iniciada en 28 Days Later; Final Destination: Bloodlines; They Follow, continuación de la clásica It Follows que hizo despegar la carrera de la mencionada Maika Monroe; The Strangers Chapter 2 y Chapter 3 (¿podrá recuperarse esta saga de la mala recepción del Chapter 1?) entre otras.
Tendremos también adaptaciones esperadas como Clown in a Cornfield, basada en la novela de Adam Cesare de 2020 que ha tenido un relativo éxito y que como indica su título, es un slasher acerca de un payaso asesino.
También parece estar en camino una adaptación del videojuego independiente Iron Lung, con la bizarra premisa de un convicto explorando un oceano de sangre en la luna de un planeta extraño en un submarino. ¿Cómo van a hacer una película de esto? Será cuestión de esperar y ver.
Tendremos también una ya tradicional adaptación de Stephen King en The Monkey, esta vez dirigida por Osgood Perkins que viene de dirigir precisamente Longlegs.
Los monstruos clásicos vuelven con una película de hombres lobo: Wolf Man y también una nueva Frankenstein dirigida por Guillermo del Toro.
Y esto sólo para comenzar. ¿Quién sabe qué más nos deparará el 2025 en cuanto a terror? Lo seguro es que desde aquí lo seguiré de cerca con reseñas, trailers y mucho más. ¡Por lo que te deseo un feliz comienzo de 2025 y nos leemos pronto!
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Crítica: Longlegs (2024)
Quizás el hecho de que para poder definirla, Longlegs haya sido comparada con otros clásicos del género thriller de terror / película de asesinos seriales (The Silence of the Lambs, Se7en, Zodiac y yo agregaría quizás hasta cierto punto la más reciente Smile y la anterior del mismo director The Blackcoat’s Daughter) hable un poco de lo especial que es el film. Porque es cierto que tiene algunos elementos o guiños a todas las películas con las que ha sido comparada y al mismo tiempo presenta una apuesta profundamente original.
¿Es particularmente buena la historia? No del todo. Longlegs es una película que se sustenta en varios aspectos, entre los cuáles el guion no es el más fuerte. En cambio sí lo son las actuaciones excepcionales de Nicolas Cage, obviamente, en un papel que parece escrito para él (no lo fue) y con una caracterización que a pesar de los kilos de maquillaje es detectable en sus manierismos y método de actuación, pero en particular la de Maika Monroe. En esta oportunidad, la actriz que viene brillando desde su debut en It Follows, muestra una vez más su gran manejo del rango actoral, en un papel y una caracterización que la separan de papeles previos (por ejemplo su también gran actuación en Watcher del 2022 y la no tan conocida, pero igualmente excelente, Villains de 2019).
Además de las actuaciones, la filmografía también es uno de los puntos fuertes, con detalles pensados al milímetro que hacen que una narrativa que se plantea como un slow burning termine resultando intensa y opresiva, sin momentos aburridos o que impongan una desaceleración de la tensión.
La musicalización ayuda también en este aspecto para hacer de la película un estado de constante tensión que captura el interés del espectador, con un manejo de los silencios que enmarcan el relato.
En este sentido la película transcurre con mucha mayor fluidez y tensión que una anterior producción del mismo director, la ya mencionada The Blackcoat´s Daughter, con la que también comparte ciertas ideas. Si bien esta encontraba en su acto final un desenlace aterrador y angustiante, el camino hacia ese desenlace resultaba un tanto más tedioso. No es Longlegs el caso absolutamente contrario, aunque sí los dos primeros actos parecen mejor estructurados a nivel narrativo, andando un camino que por lo demás es el típico de los thrillers de investigación policial y asesinos seriales: la agente solitaria y retraída del FBI (Lee Harker, caracterizada por Monroe) que irá descubriendo, junto a su más extrovertido pero también tonto colega (el agente Carter personificado por Blair Underwood), pistas que la lleven hasta el asesino. El problema es que las premisas que plantea en estas primeras partes resultan intrigantes y en conjunto trabajan bien, pero luego son prácticamente despreciadas por el guion, dejando muchos cabos sueltos, situaciones que apenas se pueden hilar una con otra haciendo un esfuerzo grande de suspension of desbelief.
Es cierto que el género police procedual, o de investigación policial tiene sus dificultades y que estas en la mayoría de los casos se presentan a la hora de atar cabos y descubrir finalmente al asesino. Diría que incluso una película tan reverenciada como Se7en precisamente plantea la resolución del caso a partir de un elemento completamente menor y hasta forzado. En Longlegs todas las pistas parecen seguir este camino. Incluso el misterioso código críptico que el asesino deja en las escenas de sus asesinatos es resuelto en forma casi instantánea y sin una real explicación por la agente del FBI que el espectador debe suponer es más experta en criptografía que cualquier experto real en esos asuntos.
Al igual que en The Blackcoat’s Daughter, el juego con lo sobrenatural está presente en Longlegs. Y si bien está integrado de forma casi natural y prácticamente desde el comienzo de la película, no se puede dejar de observar que quizás sin esta particularidad de la trama la narrativa en general podría haber encontrado una forma más estable y directa hacia una resolución más firme y definitivamente más satisfactoria.
En resumen, Longlegs es una interesantísima película llena de muy buenos momentos, una filmografía tensa que no aburre nunca y una trama que si bien parece bien intencionada, deja demasiados cabos sueltos y situaciones absurdas que le quitan el peso necesario para convertirse en un clásico indiscutible del género.
Dirección: Osgood Perkins
101 minutos
Calificación:
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Lugares abandonados
Exploramos las ruinas del Palacio Sans Souci en Tandil, provincia de Buenos Aires
En las cercanías de la ciudad bonaerense de Tandil se alza lo que queda del Palacio Sans Souci, una construcción que data de inicios del siglo XX y que supo ser residencia de verano de la familia adinerada que lo construyó, residencia de gobernadores provinciales, escuela técnica y centro clandestino de detención y torturas durante la dictadura militar Argentina (1976-1983).
Terminado de construir en 1910 por el matrimonio compuesto por José Santamarina, hijo de una poderosa familia de la región, y la inmigrante inglesa Sarah Wilkinsson, el nombre del palacio estuvo inspirado por un hotel del mismo nombre en la ciudad de Baden-Baden, Alemania, en el que la pareja se había hospedado.
Eran años de Argentina, potencia agroexportadora mundial, año del primer centenario de la Revolución de mayo de 1810 que culminaría en la independencia de las entonces provincias del vierreinato español del Río de la Plata en 1816 y años de excesos como lo fue el Palacio de los Santamarina. Y es que el matrimonio no ahorró en gastos para la construcción de su residencia, llenándolo con mobiliario excéntrico para la época y la región geográfica como mármoles de Carrara, grifería de plata, calefacción central, teléfono y un ascensor para una mansión que llegó a tener tres pisos.
Del esplendor a la ruina en la que se encuentra actualmente, abandonado completamente, perturbadoramente terrorífico.
La historia del palacio continuó durante el siglo XX cuando en 1949 fue expropiado por el gobierno de Juan Perón. Entonces fue reconvertido en estancia de uso para el gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
En 1955 un golpe de estado (Revolución Libertadora) volteó al gobierno de Perón y la estancia fue devuelta en 1959 a la familia Santamarina. Al año siguiente, la familia decidió donar el edificio al Estado argentino y la casona se convirtió en una escuela de formación de maestras para áreas rurales.
En 1976, un nuevo golpe de estado en la Argentina volvió a cambiar el destino del Palacio Sans Souci. El edificio fue ocupado por la policía de la provincia de Buenos Aires el 2 de julio de aquel año y según testimonios de juicios posteriores, en su sótano se instaló un centro de detención y torturas clandestinas.
Con el regreso de la democracia en el año 1983, el palacio volvió a cumplir funciones educativas, aunque ya se encontraba profundamente deteriorado: los mármoles, griferías y hasta los pisos habían sido saqueados. El palacio fue nuevamente abandonado y ocupado por gente sin techo.
En enero de 2009 un incendio terminó de destruir lo que quedaba del antiguo esplendor del palacio y en la actualidad las ruinas se siguen erigiendo en medio de un enorme predio en el que otras actividades, como deportes juveniles, se desarrollan como si el edificio no estuviera allí.
En su libro de cuentos de 2024, Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez utiliza el Palacio Sans Souci como inspiración para su cuento Los himnos de las hienas. La autora le cambia detalles a la ubicación, pero el palacio es claramente reconocible para cualquiera que haya estado allí. Leemos:
Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez, Anagrama, 2024
Al darme la vuelta vi una de las habitaciones y tuve que ahogar un grito. Estaba llena de ropa. Casi un metro de ropa, no en un montón en el medio, sino sobre la extensión del piso. Mateo la vio y tuvo una reacción totalmente opuesta a la mía. Me di cuenta de que se trataba de uno de esos errores de juicio que a veces tenía, una ceguera temporal ante el peligro. Pero no se lo podía explicar.
(…)
—Es mucha ropa, Mateo.
No sé qué quise decir con eso. Que no era normal esa acumulación. La ropa no estaba ordenada ni tenía ningún objetivo claro, pero me recordaba, y eso no podía decírselo porque se iba a reír, a la ropa dejada atrás para entrar a un lugar de exterminio.
(páginas 132 – 133)
Las ruinas del palacio pueden visitarse, aunque la advertencia debida es que realmente resulta un lugar tenebroso para asomarse.
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