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Exploramos las ruinas del Palacio Sans Souci en Tandil, provincia de Buenos Aires

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Exploramos las ruinas del Palacio Sans Souci

En las cercanías de la ciudad bonaerense de Tandil se alza lo que queda del Palacio Sans Souci, una construcción que data de inicios del siglo XX y que supo ser residencia de verano de la familia adinerada que lo construyó, residencia de gobernadores provinciales, escuela técnica y centro clandestino de detención y torturas durante la dictadura militar Argentina (1976-1983).

Terminado de construir en 1910 por el matrimonio compuesto por José Santamarina, hijo de una poderosa familia de la región, y la inmigrante inglesa Sarah Wilkinsson, el nombre del palacio estuvo inspirado por un hotel del mismo nombre en la ciudad de Baden-Baden, Alemania, en el que la pareja se había hospedado.


Eran años de Argentina, potencia agroexportadora mundial, año del primer centenario de la Revolución de mayo de 1810 que culminaría en la independencia de las entonces provincias del vierreinato español del Río de la Plata en 1816 y años de excesos como lo fue el Palacio de los Santamarina. Y es que el matrimonio no ahorró en gastos para la construcción de su residencia, llenándolo con mobiliario excéntrico para la época y la región geográfica como mármoles de Carrara, grifería de plata, calefacción central, teléfono y un ascensor para una mansión que llegó a tener tres pisos.

Del esplendor a la ruina en la que se encuentra actualmente, abandonado completamente, perturbadoramente terrorífico.

La historia del palacio continuó durante el siglo XX cuando en 1949 fue expropiado por el gobierno de Juan Perón. Entonces fue reconvertido en estancia de uso para el gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

En 1955 un golpe de estado (Revolución Libertadora) volteó al gobierno de Perón y la estancia fue devuelta en 1959 a la familia Santamarina. Al año siguiente, la familia decidió donar el edificio al Estado argentino y la casona se convirtió en una escuela de formación de maestras para áreas rurales.

En 1976, un nuevo golpe de estado en la Argentina volvió a cambiar el destino del Palacio Sans Souci. El edificio fue ocupado por la policía de la provincia de Buenos Aires el 2 de julio de aquel año y según testimonios de juicios posteriores, en su sótano se instaló un centro de detención y torturas clandestinas.


Con el regreso de la democracia en el año 1983, el palacio volvió a cumplir funciones educativas, aunque ya se encontraba profundamente deteriorado: los mármoles, griferías y hasta los pisos habían sido saqueados. El palacio fue nuevamente abandonado y ocupado por gente sin techo.

En enero de 2009 un incendio terminó de destruir lo que quedaba del antiguo esplendor del palacio y en la actualidad las ruinas se siguen erigiendo en medio de un enorme predio en el que otras actividades, como deportes juveniles, se desarrollan como si el edificio no estuviera allí.

En su libro de cuentos de 2024, Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez utiliza el Palacio Sans Souci como inspiración para su cuento Los himnos de las hienas. La autora le cambia detalles a la ubicación, pero el palacio es claramente reconocible para cualquiera que haya estado allí. Leemos:


Al darme la vuelta vi una de las habitaciones y tuve que ahogar un grito. Estaba llena de ropa. Casi un metro de ropa, no en un montón en el medio, sino sobre la extensión del piso. Mateo la vio y tuvo una reacción totalmente opuesta a la mía. Me di cuenta de que se trataba de uno de esos errores de juicio que a veces tenía, una ceguera temporal ante el peligro. Pero no se lo podía explicar.
(…)
—Es mucha ropa, Mateo.
No sé qué quise decir con eso. Que no era normal esa acumulación. La ropa no estaba ordenada ni tenía ningún objetivo claro, pero me recordaba, y eso no podía decírselo porque se iba a reír, a la ropa dejada atrás para entrar a un lugar de exterminio.
(páginas 132 – 133)

Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez, Anagrama, 2024

Las ruinas del palacio pueden visitarse, aunque la advertencia debida es que realmente resulta un lugar tenebroso para asomarse.

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Balance del terror que vimos en 2024: continuaciones, precuelas, apuestas arriesgadas y algunos fracasos

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Posters de lo mejor del terror de 2024

A pocas horas del 31 de diciembre, es hora de hacer un balance del cine de terror de 2024. Sin dudas ha sido un año interesante y los fanáticos del terror no podemos quejarnos: tuvimos, en general, una interesante y poderosa oferta de películas para alimentar nuestro insaciable apetito por todo lo que sea horror en pantalla. Pero vamos a ver cuáles fueron algunas de las tendencias más notorias del año, los triunfos, fracasos y momentos indiferentes y empezar a prepararnos para lo que venga en puerta para 2025.

El año de las continuaciones y precuelas

Si hay una tendencia que se observó claramente durante este 2024 en el cine de terror, esta fue sin lugar a dudas el de las continuaciones y precuelas.

Es cierto que el género suele presentarnos con varias continuaciones de series clásicas todos los años, pero este año nos trajo algunas revisiones de mundos que resultaron sorprendentes. Esto fue porque o bien nadie se las esperaba, como por ejemplo la precuela de la saga The Omen que parecía haber llegado a su punto más bajo con la remake de 2006 y ya nadie consideraba más que como un clásico de la década de los 80.

Pero resultó que la inesperada The First Omen estuvo más que bien y se colocó cómodamente entre las revelaciones del año. ¿Quién hubiera podido predecirlo?

The First Omen - movie poster

La película no es particularmente original, y para peor la también interesante Inmaculate que se estrenó apenas unos días antes, presentó prácticamente la misma premisa argumental. Sin embargo, la actuación magistral de Nell Tiger Free (quien ya se ganó un lugar merecido en el género del terror luego de haber protagonizado la serie Servant de AppleTV+) se impuso por sobre la también muy buena película protagonizada por Sydney Sweeney por el peso de su tradición, su estética y una narrativa que en líneas generales pareció más adecuada y mejor delineada.

En la misma línea de continuar con sagas de películas que parecían haber alcanzado un punto muerto a nivel creativo y de calidad, la sorprendente Alien: Romulus dirigida por el director uruguayo Fede Álvarez también resultó un poderoso retorno a las raíces y una demostración de por qué la saga de Alien es tan importante para el género del terror.

Alien Romulus - moive poster

Posiblemente una de las mejores continuaciones de la franquicia, yo seguiré sosteniendo que Alien 3 es una obra maestra subvalorada, pero eso será discusión de otra ocasión, Alien: Romulus puso sobre la mesa un cuidado balance entre acción y tensión como no se veía desde Alien 2 y nos hizo olvidar el mal trago de las dos últimas de la saga, y toda la paparruchada de las Alien vs. Predator.

Hablando de revivir franquicias que creíamos completamente muertas, Beetlejuice, Beetlejuice fue una digna continuación de la historia original de 1988.

Sin dudas la película tuvo algunos aspectos mejorables (la villana Delores encarnada por Monica Belluci merecía mucho más desarrollo de personaje e injerencia en la trama) pero en líneas generales y teniendo en cuenta que se trató de una continuación directa de una película de hace casi cuarenta años, estuvo más que satisfactoria.

Este 2024 también vio la conclusión de la saga slasher X / Pearl / MaXXXine de Ti West y Mia Goth.

X, Pearl y Maxxine - trilogía

Para muchos, MaXXXine es la peor de la trilogía, pero yo la encontré visualmente interesante y atractiva en su homenaje al género giallo.

¿Es la mejor de la trilogía? No sé. Creo que cada película se sostiene por sí misma y debe ser evaluada individualmente. Realmente considero que son tan diferentes entre sí las tres películas que considerarlas en paralelo no les hace real justicia.

En cuanto a continuaciones esperables, tuvimos una nueva entrada de la serie A Quiet Place con A Quiet Place Day One, y la tradicional antología V/H/S que con V/H/S: Beyond intentó focalizarse en el género que cruza ciencia ficción con terror.

Como toda antología tuvo sus momentos más altos y más bajos, pero esta entrada incluyó una especie de revisita a la perturbadora historia que ya habíamos visto en Tusk, un poco de terror de aliens, un poco de zombies y no mucho más. Tampoco que fuera necesario.

En 2024 también tuvimos una más que interesante secuela del inesperado éxito de terror “viral” de 2022, Smile, con una suprema actuación de Naomi Scott haciendo de una estrella de pop que se enfrenta a este extraño monstruo que se ¿expande? ¿reproduce? a través de gente con sonrisas perturbadoras. Hay que aceptar que detrás de una premisa tan básica se esconde un poderoso horror esencial.

En cuanto a nuevas sensaciones del terror, no podemos dejar de mencionar Terrifier 3 que apostó una vez más al extremismo gore y las formas más degeneradas de slasher con increíble éxito.

Terrifier 3 - poster

Ya podemos asegurar que Art the Clown se ganó un lugar en el panteón de los clásicos monstruos del género.

Y si bien la serie Terrifier carece de una narrativa compleja o incluso coherente, a los fanáticos de las tripas desparramadas en la pantalla poco podría importarles.

Este año también nos trajo una inexplicable remake de Speak No Evil, esta vez más adaptada al mercado anglosajón. Curioso porque la original es de 2022 y, a mi criterio, inmejorable.

La nueva versión trajo algunos cambios a la historia y en general el consenso es que estuvo bien.

No tanta suerte corrió la ¿remake? ¿precuela? ¿reseteo? de The Strangers con su Chapter 1 (serán 3) que resultó un fracaso absoluto de crítica y el hazmerreír de cuanto canal de YouTube dedicado a reseñar películas (de terror o no).

Por último, concluimos el año con la remake de Nosferatu, la clásica adaptación de Drácula de principios del siglo XX.

Como toda película de Robert Eggers, tiene sus fans y sus detractores aunque todos coinciden en que: 1. Estéticamente es apabullante 2. Lily Rose-Depp está increíble en su papel protagónico.

Un año lleno de propuestas nuevas y arriesgadas

Así como el 2024 estuvo repleto de continuaciones, precuelas, remakes y todas esas cuestiones, también vimos una buena cantidad de muy interesantes propuestas originales.

Ya lejos de la discusión acerca de “elevated horror” y esas cuestiones, tuvimos en este año propuestas de terror realmente bien realizadas, pensadas, escritas y actuadas que lograron superar el nicho de los amantes del género para conquistar a la crítica y a públicos amplios.

The Substance poster

Sin dudas la más destacadas de estas inesperadas películas fue The Substance, una película aparentemente simple y que plantea varias formas de horror (el horror a envejecer, al olvido, a la falta de amor y podríamos seguir) en una narrativa que tiene elementos de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde para traernos un duelo actoral increíble entre Demi Moore y la ascendente y de arrasadora belleza Margaret Qualley.

Podría decirse que The Subsatance también trajo alguna reminisencia a Reanimator (nadie me va a quitar de la cabeza que la “sustancia” famosa es un homenaje a la que usaba Herbert West en el clásico de Stuart Gordon) y que algunas de las cuestiones que plantea no son del todo originales, pero lo cierto es que tanto visualmente, como actoralmente, en su dirección y narrativa, esta película resulta asombrosa y potente.

En líneas similares, Longlegs nos trajo un tremendo trabajo de Nicolas Cage como un perturbador asesino serial y a una de las más recientes reinas del género, Maika Monroe, demostrando una vez más que merece todos los elogios que ha venido recibiendo.

Si bien a mi personalmente el excesivo hype de esta película terminó generándome una leve decepción cuando la pude ver, no puede negarse que fue uno de los puntos más fuertes del año. También como Immaculate y The First Omen, esta película ahondó a su modo en el “terror religioso” aunque agregándole algunos otros elementos. Creo que si se hubiera obviado este aspecto, me habría resultado todavía más interesante y poderosa. Pero esa es una cuestión personal, suelo sentirme más a gusto con películas y narrativas de terror que están más asentadas en un cierto realismo.

Por esto mismo, otro de los momentos fuertes de comienzo de año, Late Night with the Devil, tampoco me resultó del todo convincente, aunque reconozco que es una más que interesante película, con elementos innovadores y buena premisa.

Por su parte, Abigail intentó una vuelta de tuerca a las películas de vampiros y lo logró en gran medida. Tuvo, a mi entender, dos contras fuertes: develó demasiado en los trailers y aspectos promocionales, lo que le quitó elementos de sorpresa que la hubieran elevado más y la actuación de Melissa Barrera dejó mucho que desear.

Siguiendo con terror sobrenatural, Oddity fue una interesante propuesta que mezcló con habilidad el género de terror con el de crimen y pizcas de fantasmas.

Para películas sobrenaturales, me quedo de todos modos con Daddy’s Head, una película que no fue tan comentada pero que considero que tiene una construcción más fluida y dinámica, con un terror bien desarrollado y realmente perturbador mientras que trata temas como la pérdida, el duelo, el sobreponerse a estos, y las dificultades de forzar relaciones de afecto cuando estas no existen.

Otra película que intentó algo nuevo, aunque con un resultado más desparejo, fue Cuckoo. La sentí cercana en algún punto, aunque salvando las distancias, a A Cure for Welness.

En Cuckoo seguimos a Gretchen, obligada a mudarse con su padre, madrastra y hermanastra a un complejo de hoteles y cabañas en los alpes alemanes, donde una serie de presencias inexplicables parecerán empezar a perseguirla.

Una película sumamente interesante durante sus dos primeros actos que decae finalmente en el último hasta convertirse casi en una situación donde hay demasiadas cosas sucediendo en simulatáneo sin mucho sentido, pero en líneas generales, una propuesta que tomó riesgos y que salió bien parada.

Propuestas narrativas que asumieron riesgos

Siguiendo con apuestas que tomaron riesgos, la tapada del año fue Strange Darling, protagonizada por la siempre arrolladora Willa Fitzgerald que venía de otra poderosa interpretación en la serie de 2023 dirigida por Mike Flannagan, The Fall of the House of Usher. Decir cualquier cosa de Strange Darling es espoilearla, por lo que evitaré referencias.

Willa Fitzgerald en Strange Darling
Willa Fitzgerald en Strange Darling.

Sólo diré que es un poderoso thriller de terror con algunas interesantes propuestas y otras un tanto predecibles, que se asienta fundamentalmente en una narrativa no lineal para construir su suspenso y sorpresas.

Hablando de estructuras narrativas no lineales, Caddo Lake fue otra interesante película que quizás entre un poco a presión dentro del género del terror, pero que igual ha sido colocada dentro de la categoría por lo que hablaré de ella.

Se trata de una película acerca de la desaparición de una jovencita en una zona de ríos y pantanos donde no todo es lo que parece y de nuevo, decir demasiado es espoilear por lo que sólo va una recomendación: vale la pena verla.

En cuanto a experimentación formal también tuvimos este año In a Violent Nature, una película que se propuso plantear cómo sería un slasher desde el punto de vista del asesino.

Más bien lenta y sin mucho más que ofrecer que esta innovación, fue igualmente un éxito y ya tiene en producción una continuación.

Por último, una de mis películas favoritas de terror de 2024 fue Red Rooms, de la cual ya hablé anteriormente aquí. Se trata de la obsesión de una modelo con un presunto asesino snuff durante el juicio que se le está siguiendo.

Una película oscura, dura de digerir de a momentos, que no es complaciente en ningún momento con el espectador y deja cierto sabor amargo al finalizar. Motivos todos que la hacen imprescindible para los fanáticos del terror.

Los fracasos y las decepciones del año

Llegamos finalmente a aquellas películas que no estuvieron a la altura de lo que prometían.

Personalmente la que más me decepcionó, porque le tenía más fe, fue Humane, el debut en la dirección de Caitlin Cronenmberg, hija de David.

Es una película que plantea un futuro cercano donde la catástrofe climática ha obligado a que un porcentaje de la población deba ser aniquilada para garantizar la subsistencia del resto.

La premisa puede leerse como genial y sumamente tonta al mismo tiempo y lamentablemente la ejecución la llevó hacia este último lado. Con un trama que se torna aburrida y poco interesante, salpicada por momento de tensión bien logrados, y actuaciones que en general no logran capturar lo que se supone que está en juego. Una decepción como dije.

Luego tuvimos también películas que se subieron al “terror de las inteligencias artificiales” como AfrAId y Subservience. Cuando leo “terror de inteligencia artificial” lo primero que me viene a la mente son episodios especiales de la casita del terror de Los Simpsons donde ya trabajaron precisamente estos mismos temas hace casi 20 años (como cuando instalan un sistema de “casa inteligente” con la voz de Pierce Brosnan que termina enamorándose de Marge, episodio de 2001 o el de 2005 cuando Bart es reemplazado por un robot con un sistema de inteligencia artificial).

En cuanto a terror sobrenatural, Tarot, Imaginary (terror de ¿ositos Teddy?), Night Swim (¿una pisicna de natación poseída?) se llevaron las palmas de películas que intentaron presentarse con toda seriedad para terminar siendo fracasos de público y crítica.

Lo que viene en cine de terror durante el 2025

¿Qué podemos esperar para el cine de terror del 2025?

Por lo que se sabe, parece que será otro año fuerte en continuaciones: tendremos una nueva entrega de A Quiet Place, la continuación de la muñeca asesina/Inteligencia artificial desontrolada Megan con M3gan 2.0, una nueva entrega de la saga The Conjuring, una remake o recuela de I Know What You Did Last Summer; Saw XI; Five Nights at Freddy 2; una nueva entrada en la serie Fear Street basada en las novelas de R.L. Stine (esta lleva por nombre: Fear Street: Prom Queen); The Black Phone 2; 28 Years Later que continúa la saga de zombies iniciada en 28 Days Later; Final Destination: Bloodlines; They Follow, continuación de la clásica It Follows que hizo despegar la carrera de la mencionada Maika Monroe; The Strangers Chapter 2 y Chapter 3 (¿podrá recuperarse esta saga de la mala recepción del Chapter 1?) entre otras.

Fear Street: Prom Queen

Tendremos también adaptaciones esperadas como Clown in a Cornfield, basada en la novela de Adam Cesare de 2020 que ha tenido un relativo éxito y que como indica su título, es un slasher acerca de un payaso asesino.

También parece estar en camino una adaptación del videojuego independiente Iron Lung, con la bizarra premisa de un convicto explorando un oceano de sangre en la luna de un planeta extraño en un submarino. ¿Cómo van a hacer una película de esto? Será cuestión de esperar y ver.

Tendremos también una ya tradicional adaptación de Stephen King en The Monkey, esta vez dirigida por Osgood Perkins que viene de dirigir precisamente Longlegs.

Los monstruos clásicos vuelven con una película de hombres lobo: Wolf Man y también una nueva Frankenstein dirigida por Guillermo del Toro.

Y esto sólo para comenzar. ¿Quién sabe qué más nos deparará el 2025 en cuanto a terror? Lo seguro es que desde aquí lo seguiré de cerca con reseñas, trailers y mucho más. ¡Por lo que te deseo un feliz comienzo de 2025 y nos leemos pronto!

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Crítica: Longlegs (2024)

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Quizás el hecho de que para poder definirla, Longlegs haya sido comparada con otros clásicos del género thriller de terror / película de asesinos seriales (The Silence of the Lambs, Se7en, Zodiac y yo agregaría quizás hasta cierto punto la más reciente Smile y la anterior del mismo director The Blackcoat’s Daughter) hable un poco de lo especial que es el film. Porque es cierto que tiene algunos elementos o guiños a todas las películas con las que ha sido comparada y al mismo tiempo presenta una apuesta profundamente original.

¿Es particularmente buena la historia? No del todo. Longlegs es una película que se sustenta en varios aspectos, entre los cuáles el guion no es el más fuerte. En cambio sí lo son las actuaciones excepcionales de Nicolas Cage, obviamente, en un papel que parece escrito para él (no lo fue) y con una caracterización que a pesar de los kilos de maquillaje es detectable en sus manierismos y método de actuación, pero en particular la de Maika Monroe. En esta oportunidad, la actriz que viene brillando desde su debut en It Follows, muestra una vez más su gran manejo del rango actoral, en un papel y una caracterización que la separan de papeles previos (por ejemplo su también gran actuación en Watcher del 2022 y la no tan conocida, pero igualmente excelente, Villains de 2019).

Además de las actuaciones, la filmografía también es uno de los puntos fuertes, con detalles pensados al milímetro que hacen que una narrativa que se plantea como un slow burning termine resultando intensa y opresiva, sin momentos aburridos o que impongan una desaceleración de la tensión.


La musicalización ayuda también en este aspecto para hacer de la película un estado de constante tensión que captura el interés del espectador, con un manejo de los silencios que enmarcan el relato.


En este sentido la película transcurre con mucha mayor fluidez y tensión que una anterior producción del mismo director, la ya mencionada The Blackcoat´s Daughter, con la que también comparte ciertas ideas. Si bien esta encontraba en su acto final un desenlace aterrador y angustiante, el camino hacia ese desenlace resultaba un tanto más tedioso. No es Longlegs el caso absolutamente contrario, aunque sí los dos primeros actos parecen mejor estructurados a nivel narrativo, andando un camino que por lo demás es el típico de los thrillers de investigación policial y asesinos seriales: la agente solitaria y retraída del FBI (Lee Harker, caracterizada por Monroe) que irá descubriendo, junto a su más extrovertido pero también tonto colega (el agente Carter personificado por Blair Underwood), pistas que la lleven hasta el asesino. El problema es que las premisas que plantea en estas primeras partes resultan intrigantes y en conjunto trabajan bien, pero luego son prácticamente despreciadas por el guion, dejando muchos cabos sueltos, situaciones que apenas se pueden hilar una con otra haciendo un esfuerzo grande de suspension of desbelief.


Es cierto que el género police procedual, o de investigación policial tiene sus dificultades y que estas en la mayoría de los casos se presentan a la hora de atar cabos y descubrir finalmente al asesino. Diría que incluso una película tan reverenciada como Se7en precisamente plantea la resolución del caso a partir de un elemento completamente menor y hasta forzado. En Longlegs todas las pistas parecen seguir este camino. Incluso el misterioso código críptico que el asesino deja en las escenas de sus asesinatos es resuelto en forma casi instantánea y sin una real explicación por la agente del FBI que el espectador debe suponer es más experta en criptografía que cualquier experto real en esos asuntos.


Al igual que en The Blackcoat’s Daughter, el juego con lo sobrenatural está presente en Longlegs. Y si bien está integrado de forma casi natural y prácticamente desde el comienzo de la película, no se puede dejar de observar que quizás sin esta particularidad de la trama la narrativa en general podría haber encontrado una forma más estable y directa hacia una resolución más firme y definitivamente más satisfactoria.


En resumen, Longlegs es una interesantísima película llena de muy buenos momentos, una filmografía tensa que no aburre nunca y una trama que si bien parece bien intencionada, deja demasiados cabos sueltos y situaciones absurdas que le quitan el peso necesario para convertirse en un clásico indiscutible del género.

Dirección: Osgood Perkins

101 minutos

Calificación:

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Crítica: Late Night With the Devil

Una de las películas de terror más esperadas del año cumple con lo que promete.

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Courtesy of IFC Films and Shudder. An IFC Films and Shudder release.

Ver el tráiler aquí.

Dirección: Cameron Cairnes y Colin Cairnes

93 minutos.

El terror no es un género fácil. No es fácil producir contenido original en base a los temas siempre recurrentes: fantasmas, monstruos, casas embrujadas, asesinos imparables, posesiones infernales, son todos tipos bien definidos de terror. Los espectadores esperan cosas concretas de sus películas o libros de terror. Siempre creí que, en particular, las historias de fantasmas y las de casas embrujadas (dos de mis subgéneros preferidos del terror) son especialmente difíciles de hacer con originalidad: ¿cómo hacer que la historia de otra alma en pena por una muerte injusta y que regresa en forma de fantasma sea original? ¿cómo hacer que una historia de una casa en la que habitan fuerzas malignas resulte novedosa? La habilidad para crear historias que resulten novedosas y originales aun dentro de los parámetros cerrados y rígidos que impone el género del terror y sus subgéneros es realmente una proeza.

En este sentido Late Night with the Devil (Tarde en la noche con el diablo) resulta claramente ganadora. Porque si bien retoma uno de los tópicos que, a mi criterio personal, son menos interesantes del género como es el de las películas de posesiones infernales, lo hace con maestría y unas formas novedosas para este tipo de películas. Porque de nuevo, si el contenido es más o menos esperable (en una película de posesiones infernales esperamos ver… bueno, precisamente eso: una persona o unas personas siendo poseídas por algún demonio), lo que queda a veces es experimentar con el modo en el que se presenta esa historia más o menos conocida.

En la película de los hermanos Cameron y Colin Cairnes, la forma en que se nos presenta la historia es todo. Presentada como una especie de found footage / mockumentary acerca de un típico late show estadounidense, la película comienza recordando el programa de TV Night Owls, conducido por Jack Delroy, un carismático presentador de TV de los años 70s que ha visto su carrera comenzar desde el suelo, remontarse, subir y llegar a una posición de estrellato para luego caer en picada luego de una tragedia personal. Todo esto se nos presenta a los espectadores en los primeros minutos de metraje en forma de un narrador en off que va relatando la introducción a lo que será el resto de la película: los archivos originales, recuperados de la emisión especial de Night Owls para la celebración de la noche de brujas de 1977.

En el medio de este relato acelerado se nos presenta también la vida privada de Delroy: su relación con una coestrella del programa, su asociación con un grupo secreto del jet set de los que se sospecha participan de actividades ocultistas, su depresión producto de la tragedia familiar y su intento vano, hasta esa noche, de recobrar el éxito y la fama que viene perdiendo.
En ese punto es cuando nos encontramos como espectadores, ahora sí, frente al metraje perdido de ese especial de TV. El talk-show de Delroy contiene todo lo que podría esperarse en un producto como ese: un ambiente relajado y poco serio, con bromas entre el conductor y sus colaboradores, participación del público y algún que otro show de variedades. Para este especial de noche de brujas, la producción del programa ha traído a un supuesto espiritista de pacotilla, Christou (Faysall Bazzi) y a un escéptico profesional, Carmichael Haig (Ian Bliss), claramente inspirado en la figura real de James Randi, un ilusionista y desenmascarador de fraudes psíquicos fallecido en 2020, que se encargará de desnudar el engaño.

El plato fuerte sin embargo viene de la mano de Lilly D’Abo (Ingrid Torelli) una jovencita sobreviviente de un culto suicida (una historia posiblemente inspirada también en casos como el de la secta de Jim Jones) que dice estar siendo poseída por la deidad satánica que el culto al que pertenecía adoraba y una psicóloga profesional abierta a lo paranormal que ha venido trabajando con ella, June Ross-Mitchell (Laura Gordon). Ross-Mitchell ha escrito un libro acerca del caso, lo cual también parece una referencia a Michelle Remembers, el libro de 1980 escrito por el psiquiatra Lawrence Pazder y su paciente Michelle Smith donde ella contaba una supuesta infancia en la que había sido abusada y obligada a participar en ritos satánicos y que fue uno de los puntapiés iniciales del pánico satánico que se extendió en los Estados Unidos durante aquella década.


Volviendo a Late Night with the Devil, el programa de Delroy continúa entonces con la presencia de Lilly y June quienes hacen una demostración de la supuesta posesión de la niña. Por supuesto, Carmichael Haig intentará demostrar que este no es más que otro caso de una estafa, un truco de bazar. Pero, ¿realmente lo es? No voy a contar el desenlace de la película, pero sólo cabe señalar que las cosas se ponen aquí sumamente interesantes y la película que, como dije al comienzo, tiene una premisa básica dentro del género del terror, termina constituyéndose en una de las más originales e interesantes narraciones de terror de los últimos años, con una edición y una forma perfectas que permiten darle nueva vida al género tan transitado de las posesiones infernales y los niños demoníacos.

Calificación:

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